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Optimiza la Gestión de Tesorería y evita la falta de liquidez de tu entidad

COMPASSS (dinamización)

Temática:

  • Gestión financiera

Como explicó en este post el consultor y formador en gestión económica de las ONG, José Luis Herrero, las posibilidades de uso de los bienes y derechos del patrimonio de las entidades sin fines de lucro pueden estar limitadas por diferentes circunstancias que afecten a la entidad en su conjunto o a los bienes y derechos de forma particular, pero ¿qué hay respecto a la gestión y rentabilización del dinero de la tesorería?

En este post, vamos a conocer algunas cuestiones básicas de análisis económico-financiero para poder distinguir entre problemas de déficit económico y problemas de liquidez y, además, veremos algunos consejos para detectar con suficiente antelación los posibles problemas de liquidez, de manera que podamos gestionar con tiempo las soluciones más adecuadas para nuestras entidades. 

1. Busca el equilibrio con el análisis económico-financiero

El análisis económico estudia la relación entre gastos e ingresos y busca un equilibrio en la entidad de manera que, como tendencia, los gastos no superen a los ingresos y que los ingresos procedan de fuentes estables en el tiempo y ligadas a la actividad de la entidad:

  • Cuando los gastos superan a los ingresos de manera prevista, tendremos pérdidas que, en algunas situaciones concretas, se podrán asumir como parte de la aplicación a fines del 70% de los excedentes e ingresos de años anteriores.
  • Sin embargo, si los gastos superan a los ingresos de una forma no prevista y no disponemos de excedentes de ejercicios anteriores, sí tendremos un problema, no solo de liquidez, sino también de rentabilidad. La solución sería buscar incrementar los ingresos y/o disminuir los gastos. En el peor de los casos, la entidad podrá descapitalizarse, es decir, vender bienes o derechos del Activo no corriente, lo que disminuirá su capacidad de actuación a medio y largo plazo.

Por otro lado, el análisis financiero aporta el ‘Balance de situación’, estudiando el equilibrio entre los distintos orígenes de nuestra financiación y su relación con la estructura y dimensiones de nuestros bienes y derechos.

  • En el ‘Balance de situación’, el Patrimonio Neto y el Pasivo representan los orígenes de la financiación y el Activo el destino dado a dicha financiación.

Activo

Patrimonio neto + Pasivo

Activo no corriente:

  • Bienes y derechos l/p

Patrimonio

Pasivo no corriente:

  • Obligaciones l/p

Activo corriente:

  • Bienes y derechos c/p
  • Tesorería y similares

Pasivo corriente:

  • Obligaciones c/p
  • En la tabla anterior, gracias:
    • a que la persona fundadora aportó una dotación fundacional (incluida en el Patrimonio)
    • o a que se han generado excedentes en años anteriores (incluidos también en el Patrimonio)
    • o que alguien nos ha prestado dinero a devolver a largo plazo (Pasivo no corriente) o a devolver a corto (Pasivo corriente)
    • La entidad puede disponer de unos bienes y derechos con vocación de permanencia (Activo no corriente), unos bienes y derechos a corto plazo (Activo corriente) y un dinero en la tesorería (Activo corriente).

Veamos las tres situaciones que podrían darse para una entidad sin fines de lucro según nuestro Balance de situación:

  1.  La situación más estable:

Activo

Patrimonio neto + Pasivo

Activo no corriente:

  • Bienes y derechos l/p

Patrimonio

Activo corriente:

  • Bienes y derechos c/p
  • Tesorería y similares

Como el Patrimonio no hay que devolverlo, en la parte del origen de la financiación no tendríamos obligaciones. Sin embargo, esta situación existe en la teoría, pero es muy raro que se produzca en la realidad de una entidad en funcionamiento. 

  1. La situación menos estable:

Activo

Patrimonio neto + Pasivo

Activo no corriente:

  • Bienes y derechos l/p

Pasivo corriente:

  • Obligaciones c/p

Al no tener Patrimonio, todo lo que tenemos lo debemos. Si además lo debemos a corto plazo, la situación es más preocupante y si, por añadidura, no tenemos bienes o derechos a corto plazo que podamos convertir en dinero de forma rápida, y tampoco tenemos nada de tesorería, las posibilidades de tener que cerrar la entidad son enormes.

  1. La situación realista que debemos buscar:

Activo

Patrimonio neto + Pasivo

 

Activo no corriente:

  • Bienes y derechos l/p

Patrimonio

 

Pasivo no corriente:

  • Obligaciones l/p
 

Activo corriente:

  • Bienes y derechos c/p
  • Tesorería y similares
 

Pasivo corriente:

  • Obligaciones c/p

 

Aquí, la relación entre el Patrimonio y el Pasivo es equilibrada. Debemos parte de lo que tenemos, pero hay un reparto entre las obligaciones a largo plazo y a corto plazo. Por otro lado, las obligaciones a corto plazo son menores que los bienes, derechos y tesorería a corto plazo, por lo que podremos pagar las deudas a corto plazo.

Por ello, para conseguir el equilibro financiero en nuestra entidad conviene tener un importe en la tesorería capaz de hacer frente a los pagos de un período de tiempo entre los tres y seis meses siguientes. Aunque esta no es una regla fija y varía en función de, por ejemplo, las dimensiones de la entidad, su actividad o el origen de su financiación, puede servirnos de referencia.

2. Identifica los escenarios de la tesorería

Las situaciones que nos podemos encontrar en la tesorería son:

  • exceso de liquidez puntual,
  • exceso de liquidez habitual,
  • falta de liquidez puntual en determinados meses del año,
  • y falta de liquidez habitual.

En cuanto a las causas de falta de liquidez suelen darse por dos factores:

  1. Un retraso en el cobro de subvenciones y otras fuentes de financiación externa. Debemos tener prudencia antes de embarcarnos en solicitudes a organismos poco fiables en cuanto al cumplimiento de los plazos de pago o con una burocracia lenta a la hora de dar por buena la justificación de la subvención.
  2. Una mala planificación de la tesorería. En este caso sí podemos actuar, pues depende enteramente de nosotras.

3. Conoce los activos financieros para ser coherente

Los activos financieros son inversiones en las que se obtiene una rentabilidad por permitir que otra persona o entidad disponga de nuestro dinero durante un período de tiempo determinado o indefinido.

Las características principales en las que debemos fijarnos a lo hora de realizar inversiones financieras son:

  • Riesgo: pueden ser inversiones financieras en las que aseguran que no se perderá el capital invertido inicialmente y que son de riesgo mínimo (ej. Bonos del Estado) y aquellas en las que no se asegura el capital invertido (ej. comprar acciones).
  • Garantía: Todos los productos financieros llevan una garantía y las acciones de una compañía están garantizadas por su patrimonio. Cuanto mayor es la solidez económica de quién emite el producto financiero, mayor será la garantía.
  • Plazo de vencimiento: Hay inversiones financieras que establecen el plazo para recuperar la inversión y otros que no. Cuando el plazo no existe o es menor a un año, son a corto plazo; si es más de un año, se habla a largo plazo.
  • Liquidez: Los activos financieros de mayor liquidez son aquellos que podemos transformar en dinero en cualquier momento. La liquidez de un activo financiero depende de la oferta y demanda que hay sobre ese activo.
  • Rentabilidad: Pueden tener una rentabilidad fija asegurada, una rentabilidad mínima asegurada o no estar asegurada (activos financieros con riesgo).
  • Gastos y comisiones: Todas las inversiones tienen unos gastos de gestión y comisiones que hay que tener en cuenta a la hora de calcular la rentabilidad esperada. En el Plan de contabilidad se establece el método matemático para calcular la rentabilidad teniendo en cuenta estos costes y el plazo de recuperación de la inversión.
  • Penalizaciones: Cuando queremos recuperar la inversión antes de tiempo directamente de quién nos la vendió se establecen penalizaciones económicas.

Estos son los principales elementos, pero la realidad es mucho más compleja. Por esta razón, las entidades deben cumplir unas normas en cuando a sus inversiones financieras, desarrolladas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores para evitar el riesgo y la especulación en las inversiones financieras. Por ello, las cuatro recomendaciones a destacar son:

  1. Contar con asesoramiento interno o externo de personal experto en inversiones financieras.
  2. Establecer una política o plan de inversiones financieras y un sistema de control de estas.
  3. Para la selección de las inversiones en instrumentos financieros se debe valorar la seguridad, liquidez y rentabilidad.
  4. Se establecen los siguientes principios, a la hora de elegir las inversiones financieras: principio de coherencia, principio de liquidez, principio de diversificación y principio de preservación del capital.

Asimismo, los órganos de gobierno de las entidades deberán presentar un informe anual detallado y claro.

En definitiva, las entidades debéis evitar el riesgo en sus inversiones, siendo coherentes con vuestra tesorería, estar asesoradas por personal experto y ser transparentes en cuanto a la información facilitada a terceros.

4. A falta de liquidez, recurre a los pasivos financieros

Cuando la situación es de falta de liquidez, la solución son los pasivos financieros o lo que es lo mismo, obtener dinero prestado.

Los principales pasivos financieros a los que se pueden recurrir son:

  • Créditos hipotecarios: Aquellos cuya garantía es un bien inmobiliario, son a largo plazo y el tipo de interés es más bajo que el de otro tipo de créditos.
  • Líneas de crédito: Son créditos para el funcionamiento a corto plazo. La ESFL calcula el importe máximo necesario para un período de tiempo, pudiendo disponer de él en el momento y por el importe que necesite.
  • Créditos subvencionados: Junto a las ayudas públicas a fondo perdido, existen muchas convocatorias de créditos para inversiones y proyectos específicos que ofrecen créditos con condiciones muy ventajosas respecto a las ofrecidas habitualmente por los bancos.
  • Descuento de facturas, letras o subvenciones: En caso de que la entidad tenga algún tipo de actividad comercial, es posible que disponga de facturas emitidas a sus clientes o reconocimientos de deudas de esos clientes a través de letras o pagarés. La obtención de este tipo de documento es engorrosa y se dilata mucho en el tiempo, por lo que es posible que terminemos cobrando la subvención antes de haber obtenido el reconocimiento de deuda.
  • Líneas de crédito ligadas a subvenciones concedidas: En ocasiones, son las propias Administraciones las que negocian con las entidades bancarias líneas de crédito en condiciones ventajosas a las que se puede acceder. Si tenemos dificultades de liquidez y se produce esta circunstancia, debemos aprovecharla.

En cualquier caso, es muy importante que exista una coherencia entre lo que vayamos a financiar con el crédito y el tipo de crédito. Todas las formalizaciones de pasivos financieros tienen unos costes asociados de estudios, gastos y comisiones que deberemos tener en cuenta a la hora de comparar las condiciones de diferentes entidades bancarias o diferentes productos.

5. Relaciónate con varias entidades financieras que tengan sensibilidad con el Tercer Sector

Las entidades financieras no son entidades sin fines lucrativos. Por tanto, en todas sus operaciones buscarán una rentabilidad económica donde debemos no ser ingenuas.

Existen entidades financieras con una vocación mayor o menor de implicación con el entorno en el que desarrollan su actividad y con mayor o menor sensibilidad a la hora de elegir sus propias inversiones, de manera que puedan ser más coherentes con los valores representados por el Tercer Sector o nuestra entidad. Fruto de esta manera diferente de enfocar los negocios financieros nació lo que conocemos como ‘Banca Ética’.

A las entidades les interesa diversificar sus relaciones entre varias entidades financieras para poder aprovechar las mejores oportunidades que cada una ofrezca. Sabemos que concentrar toda nuestra actividad en una sola entidad bancaria puede ser un error, pues dependeremos en exceso de las condiciones que nos quiera ofrecer, pero tener relación con todos los bancos de nuestro entorno complicará mucho nuestra gestión y no conseguiremos ser significativos para ninguno de ellos.

En resumen, es necesario analizar los productos ofrecidos por cada entidad, la coherencia con nuestros principios y la eficiencia en los servicios ofrecidos.  Por todo ello, al final nos convendrá centrarnos en dos, tres o cuatro entidades y mantener relaciones puntuales con otras en función de circunstancias particulares que se puedan dar en nuestra actividad.

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